Los maestros de Finlandia han de tener la más elevada calificación académica. Los finlandeses consideran
que el tesoro de la nación son sus niños y los ponen en manos de los mejores
profesionales del país.
Los mejores
docentes se sitúan en los primeros años de enseñanza, donde se aprenden los
fundamentos de todos los posteriores aprendizajes. Se considera que hacia los 7
años el alumno se encuentra en la fase más manejable y es cuando realiza
algunas de las conexiones mentales fundamentales que le estructurarán toda la
vida. Por eso, se considera esencial seleccionar a quien ayudará en este
proceso.
Para ser
maestro se necesita una calificación de más de un 9 sobre 10 en sus promedios
de bachillerato y de reválida y se requiere además una gran dosis de
sensibilidad social (se valora su participación en actividades sociales,
voluntariado...). Cada universidad escoge después a sus aspirantes a profesores
con una entrevista para valorar su capacidad de comunicación y de empatía, un
resumen de la lectura de un libro, una explicación de un tema ante una clase,
una demostración de aptitudes artísticas, una prueba de matemáticas y otra de
aptitudes tecnológicas. Son las pruebas más duras de todo el país. Al proceso de selección le sigue una exigente licenciatura y
periodos de prácticas.
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