miércoles, 8 de mayo de 2013

La Educación adecuada es lo que nos convierte en "Humanos"


Existen un par de versiones que responden al origen del Humano.

1. Fue creada así tal cual es a imagen y semejanza de los Dioses.
2. Fue creada por los extraterrestres -más evolucionados- para usarnos como esclavos inteligentes.
3. Somos producto y consecuencia de un proceso natural de evolución.
Lo que nos define y diferencia es la CONCIENCIA.


Apostamos a la versión de que el humano se construyó a sí mismo como tal; o sea, él se esforzó por desarrollar su conciencia.
Hace muchos millones de años algunos humanos se propusieron desarrollar su conciencia, y es así que empezaron a construirse como tales, superando el determinismo instintivo animal. 
Tal vez también los animales iniciaron un proceso de racionalización; no lo sabemos. 
Es de suponer que no "todos" los humanos se adhirieron a ese proceso de superación; sólo una línea evolutiva lo hizo. 

Los pueblos indígenas suelen decir de sí mismos y en su propio idioma: "somos los hombres verdaderos".

Y lo dicen porque ellos dedicaron sus existencias a la autosuperación de la conciencia de sí mismos, lo que consideraron una obligación, y la continuidad de una tradición.
Convertirse en humanos no es fácil; requiere de un arduo aprendizaje que insume milenios de esfuerzos sostenidos y progresivos. 
Entre los pueblos indígenas las personas elegidas (o autoelegidas) para hacerlo fueron los chamanes. Pero con las solas enseñanzas de los abuelos ancestrales no basta para alcanzar el saber; es preciso llegar -aunque fuera por momentos fugaces (flashes)- a la "iluminación" (lucidez profunda), además de mantenerse fieles a los preceptos y obligaciones que fueron marcando los maestros de sabiduría.
Lo que demuestra la tesis de la AUTOCONSTRUCCIÓN es el hecho de que es imposible volverse humano por generación espontánea. 

Si se le da la consigna a un joven (nuevo miembro de la especie) de esforzarse a ser y actuar consciente, será también vulnerable a reincidir en conductas instintivas primarias.
Para que los nuevos miembros de la especie alcancen la Humanización necesitarán de una guía espiritual fuerte, poderosa, implacable, que les recuerde permanentemente lo que no deben hacer y lo que se espera de ellos.
Fueron ideadas metáforas, analogías amenazantes, que amenazan a los díscolos y rebeldes con castigos.

Entre tanto los sabios se ocupan de la tarea de entender qué espera la naturaleza de ellos: qué indica la Ley Natural, la ley del Dharma.

Es preferible que desechemos la tesis sionista de que el "hombre" como tal se inició hace de 6 a 5.000 años.

Nada más inapropiado.

La Odisea de superación humana empezó hace muchos millones de años.

Y hace muchísimos tiempo el hombre devenido en consciente observó que los fenómenos son inteligentes, y entonces elaboró la cosmología de que el Universo es Inteligente, o está presidido por una Inteligencia. Y esa Inteligencia esperaba que los humanos comprendieran lo inferiores que son y entendieran que su única conducta esperable es sumisión y acatamiento a las Supremas Leyes de la Naturaleza.

Luego, como suele suceder siempre entre los humanos, los confundidos, los ignorantes, los inexpertos, egoístas y personalistas, quisieron sacar provecho de esa actitud reverente y sumisa que los que buscaban superarse habían asumido, y pretendieron someterlos a sus propios fines. Lo extraordinario es que esos fines espurios nunca jamás son válidos y sucumben antes o después.
Y, ¿qué es lo que es posible "ver" durante esos fugaces momentos de iluminación, que los iniciados aspiran alcanzar de una u otra forma? 

Que existe otra realidad, invisible a los ojos, pero tan contundente y real como la que vemos. 
Del otro lado del mundo visible también estarían los muertos; y como es lógico se imaginó un lugar y un destino diferente para los justos y para los injustos.

Hace, pongamos, por decir un número, unos 8.000.000 de años los humanos como tales no existían; pasaron por muchas etapas de pulido. Ahora aún no estamos "hechos" y el proceso continúa.
Dos son las grandes dificultades y trabas a afrontar:

- Una es la propensión a la caída hacia pulsiones animales, tan comunes y cotidianas de ver;

- Otras son las catástrofes, que lo destruyen y arrasan a casi todo, y obligan a reiniciar periódicamente el proceso de autoconstrucción. Dentro de esta categoría es posible destacar los tsunamis gigantes de hace 11.557 años, la inundación bíblica de hace 5.134 años, y así, accidentes y desastres periódicos y diversos.
El afán colonialista de los pueblos europeos cae dentro de esa categoría. No vamos a resaltar su baja condición humana y su casi inexistente desarrollo espiritual, su ausencia de valores y principios y su afán y ambición animal. Ellos aprendieron a leer y a escribir, y a constituir gobiernos, ejércitos y sistemas educativos, mediante los cuales pretendieron inculcar a todos que eran los mejores y sus tácticas eran las correctas.

Los que resistimos y protegemos la antorcha del auténtico progreso humano nos vemos empujados, golpeados, vejados y humillados por estos fanfarrones de mentes huecas y vacías, ultrajándonos en todo momento, con la sola esperanza de que los fines espurios nunca jamás son válidos y sucumben antes o después.

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